jueves, 26 de marzo de 2009

EL PSICOANALISIS

Psicoanálisis, nombre que se da a un método específico para investigar los procesos mentales inconscientes y a un enfoque de la psicoterapia. El término se refiere también a la estructuración sistemática de la teoría psicoanalítica, basada en la relación entre los procesos mentales conscientes e inconscientes.

TEORÍA PSICOANALÍTICA
Las técnicas del psicoanálisis y gran parte de la teoría psicoanalítica basada en su aplicación fueron desarrolladas por el neurólogo austriaco Sigmund Freud. Sus trabajos sobre la estructura y el funcionamiento de la mente humana tuvieron un gran alcance, tanto en el ámbito científico como en el de la práctica clínica.

1 El inconsciente
La primera de las aportaciones de Freud fue el descubrimiento de la existencia de procesos psíquicos inconscientes ordenados según leyes propias, distintas a las que gobiernan la experiencia consciente. En el ámbito inconsciente, pensamientos y sentimientos que se daban unidos se dividen o desplazan fuera de su contexto original; dos imágenes o ideas dispares pueden ser reunidas (condensadas) en una sola; los pensamientos pueden ser dramatizados formando imágenes, en vez de expresarse como conceptos abstractos, y ciertos objetos pueden ser sustituidos y representados simbólicamente por imágenes de otros, aun cuando el parecido entre el símbolo y lo simbolizado sea vago, o explicarse sólo por su coexistencia en momentos alejados del presente. Las leyes de la lógica, básicas en el pensamiento consciente, dejan de ejercer su dominio en el inconsciente.

Comprender cómo funcionan los procesos mentales inconscientes hizo posible la comprensión de fenómenos psíquicos previamente incomprensibles, como los sueños. A través del análisis de los procesos inconscientes, Freud vio que este estado servía para proteger el sueño (el reposo) del individuo contra los elementos perturbadores procedentes de deseos reprimidos, relacionados con las primeras experiencias del desarrollo que afloran en ese momento a la conciencia. Así, los deseos y pensamientos moralmente inaceptables, es decir, el ‘contenido latente’ del sueño, se transforman en una experiencia consciente, aunque no inmediatamente comprensible, a veces absurda, denominada ‘contenido manifiesto’. El conocimiento de estos mecanismos inconscientes permite al analista invertir el proceso de elaboración onírica, por el que el contenido latente se transforma en el contenido manifiesto, accediendo a través de la interpretación de los sueños a su significado subyacente.

2 Pulsiones
Una suposición esencial de la teoría freudiana es que los conflictos inconscientes involucran deseos y pulsiones (instintos), originadas en las primeras etapas del desarrollo. Al serle desvelados al paciente los conflictos inconscientes mediante el psicoanálisis, su mente adulta puede encontrar soluciones inaccesibles a la mente inmadura del niño que fue. Esta descripción de la función que cumplen las pulsiones básicas en la vida humana es otra de las aportaciones cruciales de la teoría freudiana.

Según su teoría sobre la sexualidad infantil, la sexualidad adulta es el resultado de un complejo proceso de desarrollo que comienza en la infancia, pasa por una serie de etapas ligadas a diferentes funciones y áreas corporales (oral, anal y genital), y se corresponde con distintas fases en la relación del niño con los adultos, especialmente con sus padres. En este desarrollo es esencial el periodo edípico (véase Complejo de Edipo), momento en el que el niño por primera vez es capaz de establecer un vínculo afectivo con su progenitor del sexo opuesto, semejante a la relación de un adulto con su pareja, con lo que el progenitor del mismo sexo es considerado un rival. La inmadurez psíquica del niño condena al fracaso los deseos infantiles y malogra su primer paso hacia lo adulto. Además, la inmadurez intelectual del niño complica aún más la situación porque le hace temer sus propias fantasías. El grado en el que el niño supere este trauma y en el que estos vínculos, miedos y fantasías pervivan de modo inconsciente será decisivo en su vida posterior, especialmente en sus relaciones afectivas.

Los conflictos que ocurren en las etapas iniciales del desarrollo no son menos significativos como influencia formativa, porque representan los prototipos iniciales de situaciones sociales tan básicas como la dependencia de otros o la relación con la autoridad. Por ello, en estas primeras etapas de su desarrollo, también será básico en la formación de la personalidad del niño el comportamiento de los padres. Sin embargo, el hecho de que el niño reaccione no sólo ante la realidad objetiva, sino también ante la distorsión fantástica de la realidad, complica significativamente incluso los esfuerzos educativos mejor intencionados.

3 El ello, el yo y el superyó
El esfuerzo por clarificar el desconcertante número de observaciones interrelacionadas puestas a la luz por la exploración psicoanalítica, condujo al desarrollo de un modelo de estructura del sistema psíquico. Tres sistemas funcionales, o instancias, se distinguen en este modelo: el ello, el yo y el superyó.

La primera instancia se refiere a las tendencias impulsivas (entre ellas, las sexuales y las agresivas) que parten del cuerpo y tienen que ver con el deseo en un sentido primario, contrarias a los frutos de la educación y la cultura. Freud llamó a estas tendencias triebe, que literalmente significa ‘pulsión’ pero que a menudo se traduce con impropiedad como ‘instinto’. Estas pulsiones exigen su inmediata satisfacción, y son experimentadas de forma placentera por el individuo, pero desconocen el principio de realidad y se atienen sólo al principio del placer (egoísta, acrítico e irracional).

Cómo conseguir en el mundo real las condiciones de satisfacción de esas pulsiones básicas es tarea de la segunda instancia, el yo, que domina funciones como la percepción, el pensamiento y el control motor, para adaptarse a las condiciones exteriores reales del mundo social y objetivo. Para desempeñar esta función adaptativa, de conservación del individuo, el yo debe ser capaz de posponer la satisfacción de las pulsiones del ello que presionan para su inmediata satisfacción, con lo que se origina la primera tensión. Para defenderse de las pulsiones inaceptables del ello, el yo desarrolla mecanismos psíquicos específicos llamados mecanismos de defensa. Los principales son: la represión —exclusión de las pulsiones de la consciencia, para arrojarlas a lo inconsciente—, la proyección —proceso de adscribir a otros los deseos que no se quieren reconocer en uno mismo— y la formación reactiva —establecimiento de un patrón o pauta de conducta contraria a una fuerte necesidad inconsciente. Tales mecanismos de defensa se disparan en cuanto la ansiedad señala el peligro de que las pulsiones inaceptables originales puedan reaparecer en la conciencia.

Una pulsión del ello llega a hacerse inadmisible, no sólo como resultado de una necesidad temporal de posponer su satisfacción hasta que las condiciones de la realidad sean más favorables, sino, sobre todo, debido a la prohibición que los otros (originalmente los padres) imponen al individuo. El conjunto de estas demandas y prohibiciones constituye el contenido principal de la tercera instancia, el superyó, cuya función es controlar al yo según las pautas morales impuestas por los padres. Si las demandas del superyó no son atendidas, la persona se sentirá culpable, culpabilidad que también se manifiesta como ansiedad y/o vergüenza.

El superyó, que según la teoría freudiana se origina en el esfuerzo de superar el complejo de Edipo, es parcialmente inconsciente, debido a que tiene una fuerza semejante (aunque de signo opuesto) a la de las pulsiones, y puede dar lugar a sentimientos de culpa que no dependan de ninguna transgresión consciente. El yo, instancia mediadora entre las demandas del ello, las exigencias del superyó y el mundo exterior, puede no tener el poder suficiente para reconciliar estas fuerzas en conflicto. Es más, el yo puede coartarse en su desarrollo al ser atrapado en sus primeros conflictos, denominados fijaciones o complejos, pudiendo volverse hacia modos de funcionamiento primarios en el desarrollo psíquico y hacia modos de satisfacción infantiles. Este proceso se conoce como regresión. Incapaz de funcionar normalmente, el yo sólo puede mantener su control limitado y su integridad desarrollando síntomas neuróticos, a través de los cuales se expresa la tensión del aparato psíquico.

4 Ansiedad
Piedra angular de la teoría y la práctica del psicoanálisis moderno es el concepto de ansiedad, un tipo de experiencia que implica una reacción contra ciertas situaciones peligrosas. Estas situaciones de peligro, tal como las describe Freud, son el miedo a ser abandonado, a perder el objeto amado, el miedo a la venganza y al castigo, y la posibilidad de castigo por parte del superyó. En consecuencia, los síntomas, los desórdenes de la personalidad y de los deseos, así como la propia sublimación de las pulsiones, representan compromisos, diferentes formas de adaptación que el yo intenta desarrollar con mayor o menor éxito, para reconciliar las diferentes fuerzas mentales en conflicto.

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Ello (psicoanálisis), en el psicoanálisis, una de las tres instancias básicas de la personalidad, junto al yo y el superyó.

El ello se asimila a veces, incorrectamente, con la idea común del inconsciente, que no es una instancia en la concepción dinámica psicoanalítica, sino una categoría descriptiva: por ejemplo, son inconscientes no sólo ciertas pulsiones del ello, sino también muchos contenidos del superyó o conciencia moral, así como la mayor parte de las operaciones del yo. Para distinguir aquellos contenidos y operaciones inconscientes del aparato psíquico que pueden hacerse conscientes con un esfuerzo de conciencia por parte del individuo, Freud acuñó el concepto de ‘preconsciente’. El resto de los contenidos y operaciones del inconsciente —todos los del ello y parte de los del yo y superyó— constituyen el inconsciente propiamente dicho, y sólo pueden ser sacadas a la luz de la conciencia por medio de la práctica psicoanalítica.

El ello se refiere en realidad al conjunto de impulsos instintivos del individuo, necesidades biológicas, deseos y motivaciones afectivas primarias que, bajo el principio del placer, buscan su realización inmediata, presionando al yo, que opera con el sentido de realidad para obtener su gratificación urgente. En la teoría de Sigmund Freud, la energía subyacente a las pulsiones instintivas del ello se conoce como libido —fuerza psicológica general que es básicamente de naturaleza sexual— a través de la cual se expresa la conformación psicosexual del individuo.

Conviene matizar que al indicar la naturaleza sexual de los contenidos del ello, Freud no se refería exactamente a la acepción de sexualidad en sentido biológico estricto (es decir, al coito), sino a todo el conjunto de contenidos y conductas afectivas del ser humano, básicas para la construcción de su existencia social, que comienzan a desarrollarse desde la infancia en las relaciones materno-filiales.

Yo (psicoanálisis), en la teoría del psicoanálisis, término que designa la parte central de la estructura de la personalidad.

Según la teoría desarrollada por Sigmund Freud, el yo es una de las tres instancias del aparato psíquico, junto al ello y el superyó. La formación del yo comienza con el nacimiento, en el primer encuentro con el mundo externo. El yo, ateniéndose al principio de realidad, trata de ajustar las pulsiones del ello (dominado por el principio del placer) a las exigencias del superyó (dominado por el deber moral). Su papel, por tanto, es interceder entre los impulsos y deseos instintivos, por un lado, y las presiones morales, por otro, fuerzas a menudo inconscientes, y entre éstas y las exigencias del medio social.

En filosofía, el yo significa la conciencia de uno mismo, la primera persona; esto hizo que algunos filósofos, como el francés del siglo XVII René Descartes o el ilustrado alemán del XVIII Johann Gottlieb Fichte, lo consideraran como única base de una realidad cuya existencia cierta es por lo demás discutible (el hecho básico de la realidad es que uno mismo existe), con lo cual el resto del Universo es una suposición a partir de la percepción personal. Otros filósofos, como Immanuel Kant, propusieron dos modos de entender el yo: como objeto de los pensamientos y las percepciones, y como sujeto (yo trascendental).

Superyó (psicoanálisis), en la teoría psicoanalítica, una de las tres instancias de la mente humana, junto al ello y el yo. Tal como lo definió Sigmund Freud, el término designa la instancia que en la personalidad normal modifica e inhibe automáticamente los impulsos instintivos del ello, que tienden a producir acciones y pensamientos antisociales o inmorales. Es, por tanto, una especie de conciencia moral con sentido dinámico.

Según la teoría psicoanalítica, el superyó se desarrolla a medida que el niño adopta gradual e inconscientemente los valores y normas, primero de los padres y después del entorno social. Según el psicoanálisis freudiano contemporáneo, el superyó engloba también el yo positivo (yo ideal o autoimagen consciente) que cada individuo desarrolla.

Inconsciente, en psicología, región hipotética de la mente que contiene los deseos, recuerdos, temores, sentimientos, e ideas cuya expresión queda reprimida en el plano de la conciencia. Se manifiestan a través de su influencia sobre los procesos conscientes y, de manera más notable, por medio de fenómenos anómalos como sueños o síntomas neuróticos. No toda la actividad mental de la que el sujeto no es consciente pertenece al inconsciente; por ejemplo, los pensamientos que se pueden convertir en conscientes al concentrar la atención se denominan anteconscientes o preconscientes.

El concepto de inconsciente fue descrito por primera vez en el periodo comprendido entre 1895 y 1900 por Sigmund Freud, quien elaboró la teoría de que estaba formado por sentimientos experimentados durante la infancia, junto con los instintos o la libido y sus modificaciones por la evolución del superyó. De acuerdo con la interpretación del psicoanalista suizo Carl Jung, el inconsciente también consta de un inconsciente cultural que contiene ciertas fantasías atávicas, universales y heredadas, que pertenecen a lo que Jung denominó el ámbito colectivo.

jueves, 19 de marzo de 2009

Psicología forense: Causas de la conducta criminal

Por Angie Vasquez Rosado Psicologa Clinica

Existen muchas causas para la conducta humana en toda su diversidad, y lo mismo aplica específicamente a la conducta criminal. El incremento de la violencia a nivel global, así como de los delitos y actos criminales, recibe ya atención prioritaria. Es así como la Convención Anual de Psiquiatría, APA (American Psiquiatric Association), realizada en Pennsilvania en el 2002 estudió la relación de los trastornos mentales con la violencia y la conducta agresiva. Otras profesiones, gobiernos, países y organizaciones, como la Organización Mundial de la Salud se han visto obligados a atender urgentemente el fenómeno dado su amenazante y constante incremento. En Puerto Rico, ya desde el 1983 se había celebrado el Primer Congreso sobre la Criminalidad en el Colegio de Abogados auspiciado por el Partido Socialista Puertorriqueño (PSP). En este ensayo quiero resumir estudios e identificar variables de causa- etiología- desde las perspectivas biológicas, sociológicas y psicológicas. NO pretendo ser exhaustiva proveyendo profundidad de análisis sino limitarme a identificar en un solo ensayo algunas de las principales variables asociadas con la conducta criminal.

Causas/biológicas: Estamos en un momento histórico crucial donde la nueva tecnología investigativa habrá de ayudar a entender mejor - con evidencia clara y contundente- el verdadero espectro de posibilidades en variables de índole biológica, orgánica, congénitas o heredadas (Tome por ejemplo el Proyecto del Genoma Humano).

No creo que la biología pueda darnos la explicación total a la conducta criminal, pero igualmente creo que es obligatorio que todo profesional del campo de las Ciencias Sociales se actualice en estos nuevos descubrimientos e hipótesis, por cuanto es objetivo y competente reconocer aquellas condiciones fisiológicas, neurológicas, cromosómicas y anatómicas que puedan determinar algunos de los muchos casos de conducta criminal.


La gran cantidad de estudios para explicar la criminalidad en la perspectiva biológica no es un evento, moda o patrón nuevo. No obstante, hoy día las investigaciones giran explorando nuevas, o más específicas, variables que incluyen una variedad enorme de factores físicos tales como los niveles alterados de serotonina (perspectiva bioquímica; desbalances químicos), alteraciones en el lóbulo frontal, ADD (desorden de déficit de atención), niveles altos de testosterona combinados con niveles bajos de serotonina, niveles bajos de colesterol, el efecto en general de los andrógenos, el efecto de diversas drogas auto-inducidas (ingeridas), los efectos de las dietas (enfoque nutricional), alteraciones por cobre y zinc, el efecto de traumas y accidentes, el efecto de traumas en guerras o eventos de estrés en desastres naturales (síndrome post-traumático), el efecto de la contaminación ambiental y las toxinas, hiperactividad, problemas cognitivos, el efecto del tabaquismo en la madre sobre los hijos/ as, efecto del ácido úrico, la predisposición genética, y la relación entre estados emocionales alterados (depresión y ansiedad) y la conducta criminal, entre muchos otros.

A continuación presento un breve resumen de algunos de los muchos estudios que están siendo realizados en esta área de estudio en la relación entre factores orgánicos y conducta criminal.


En cuanto a trastornos bioquímicos: Serotonina (serotonina):


Richard Wurtman (1) ha encontrado que dietas de alto carbohidratos y bajas proteínas afectan los niveles normales de la serotonina, neurotransmisor natural que cuando está en niveles alterados o anormales tiene efectos cerebrales asociados con tendencias suicidas, agresión y violencia, alcoholismo y conducta impulsiva. Las funciones normales de la serotonina son la regulación de la excitación, los estados de ánimo, la actividad sexual, la agresión y el control de los impulsos. Algunos estudios asocian niveles bajos de serotonina con la conducta violenta-aberrante. Jeffrey Halperin (2) comparó varones agresivos con no agresivos, ambos con diagnósticos de ADD (déficit de atención) combinado con diagnósticos de hiperactividad. Se les administró la droga fenfluramina, que provoca respuestas en el sistema serotonergénico. Los resultados mostraron cambios positivos en los niños agresivos al bajarle los niveles de serotonina. Matti Virkkunen (3) cree haber identificado variaciones genéticas específicas que predisponen algunos individuos hacia la conducta suicida. Tomando casos de jóvenes ofensores violentos, descubrió que una variante del gene THP (tryptophan hydroxylase) cuyos códigos producen una enzima necesaria para la biosíntesis de la serotonina, estaba asociada fuertemente con los intentos suicidas irrespectivo a si los jóvenes eran, o no, impulsivos. Un segundo estudio demostró que bajos niveles del metabolito 5-HIAA (localizado en el líquido cerebro espinal) están asociados con pobre control de la conducta impulsiva (sobre todo en alcohólicos). Por último, estudios en monos consistentemente demuestran altos niveles de agresividad cuando los niveles de serotonina son bajos (4).



Condiciones congénitas: Síndrome fetal alcohólico: Estudios realizados por Ann Streissguth (5) encuentran que el 6.2% de los adolescentes y adultos que muestran niveles significativos de conducta mal adaptativa nacieron bajo condiciones de Síndrome Fetal Alcohólico. Esta conducta evidenciada incluye impulsividad, falta de consideración con los demás, mentir, engañar, robar, y adicción al alcohol o drogas. También mostraron dificultad de vivir independientes a los padres, pobre juicio social y dificultades en conducta sexual, soledad y depresión. No obstante, aunque siempre se ha pensado que el alcoholismo de la madre es lo que más afecta, también se han comenzado estudios sobre el papel del alcoholismo en el padre. Estudios realizados por Theodore Cicero (6) encuentran que los hijos de hombres alcohólicos tienden a mostrar problemas de conducta y problemas en las destrezas intelectuales. Cicero sugiere que esto está directamente relacionado con el efecto del alcohol sobre los espermatozoides o las gónadas. Cicero dice que los hijos varones de padres alcohólicos tienden a dar pobres ejecuciones en los "tests" de aprendizaje y destrezas espaciales. También demuestran tener niveles más bajos de testosterona y beta-endorfinas. Las hijas (hembras) muestran niveles hormonales alterados en hormonas relacionadas a tensión reaccionando de forma distinta a situaciones de estrés a las féminas que no tienen el factor de padres alcohólicos.



El efecto de golpes-traumas y alteraciones del lóbulo frontal: Alan Rosembaum (7) realizó un estudio en los que descubre que los traumas cerebrales anteceden cambios de conducta predisponiendo hacia un incremento en violencia. Muchas de estas lesiones fueron adquiridas en la infancia tanto bajo juegos como en accidentes o producto de maltrato infantil. Su estudio fue realizado con 53 hombres que golpeaban a sus esposas, 45 hombres no-violentos y felizmente casados, y 32 hombres no-violentos pero infelizmente casados. 50% de los agresores habían sufrido alguna lesión en la cabeza previa a sus patrones de violencia doméstica.



De otra parte, Antonio Damasio (8) sugiere que daños al lóbulo frontal a nivel de la corteza cerebral puede evitar que la persona pueda formarse evaluaciones de valor positivo o negativo al crear imágenes y representaciones sobre los resultados, repercusiones y consecuencias futuras de acciones al presente creando las bases de ciertas conductas sociopáticas. Estudios de Antoine Bechara (9) confirman la correlación entre lesiones de la corteza en el lóbulo frontal y conductas peligrosas tales como "hacer daño solo por divertirse".


Estudios con PET (tomografía de emisiones positrónicas; mide el insumo de glucosa al cerebro) realizados por Adrian Raine (10) demuestran que niveles bajo de glucosa a la corteza pre-frontal son frecuentes en los asesinos (sus estudios son preliminares; la muestra fue de 22 asesinos confesos con 22 no-asesinos de control) Bajos niveles de glucosa están asociados con perdida de auto-control, impulsividad, falta de tacto, incapacidad de modificar o inhibir conducta, pobre juicio social. Los autores de este estudio plantean que esta condición orgánica debe interactuar con condiciones negativas del ambiente para que la persona entonces cree un estilo de vida y personalidad delincuente y violenta de forma más o menos permanente.


Efectos de medicamentos-drogas: Medicamentos legalmente recetados por médicos como parte de tratamiento a condiciones como epilepsia pueden tener efectos negativos aumentando la irritabilidad, la actividad y el desajuste emocional. Tal es el caso de medicinas como Mysoline que es recetada como anticonvulsivo (11).


Efectos Nutricionales: Katherine y Kenneth Rowe (12) estudiaron grupos de niños diagnosticados con hiperactividad. Los padres les daban alimentos con colorantes como parte de sus dietas regulares. El estudio consistió en una dieta con el colorante Amarillo #5 y placebos para el grupo control. El reporte de los padres y observadores fue que se manifestó un incremento en conductas de llanto frecuente, rabietas, irritabilidad, inquietud, dificultad de conciliar el sueño, pérdida de control, y expresiones de infelicidad. Muchas de estas conductas son precisamente las que les crean problemas de ajuste escolar limitando su aprendizaje e integración a las reglas del salón de clases.


Trastornos hormonales: Ante el hecho obvio de que el hombre tiende a mostrarse más agresivo que las mujeres, las hormonas masculinas - la testosterona- ha sido objeto de estudio en la conducta violenta. James Dabbs (13) estudió 4,4462 sujetos masculinos encontrando una alta incidencia y correlación entre delincuencia, abuso de drogas tendencias hacia los excesos y riesgos en aquellos que tenían niveles más altos de lo normal y aceptable en la testosterona. En las cárceles encontró que aquellos convictos de crímenes más violentos fueron los que más altos niveles de testosterona reportaron. También encontró en los estudios de saliva de 692 convictos por crímenes sexuales que estos tenían el nivel más alto entre todos.



Alteraciones en conducta por hiperactividad orgánica
: Rachel Gittelman (14) sostiene que varones hiperactivos muestran una tendencia alta de riesgo a entrar en conducta antisocial en la adolescencia. Esta tendencia es cuatro veces mayor a la de jóvenes que no son hiperactivos, y parecen tener historiales de más incidentes de arrestos, robos en la escuela, expulsión, felonías, etc. 25% de los participantes en el estudio habían sido institucionalizados por conducta antisocial.



Daño cerebral: Estudios demuestran que daños cerebrales son la regla entre asesinos y no la excepción. Pamela Blake (15) estudió 31 asesinos con ayuda de la tecnología médica de los EEG's, MIR's y CT SCANS y con pruebas psiconeurológicas. Estos habían sido acusados de ser miembros de gangas, o violadores, ladrones, asesinos seriales, asesinos en masa, y dos habían asesinado hijos. En 20 de estos casos se pudo establecer diagnósticos neurológicos claros. Cinco casos demostraron efectos de síndrome fetal alcohólico, nueve mostraron retardo mental, un caso tenía perlesía cerebral, uno más caso tenía hipotiroidismo; un caso tenía psicosis leve, otro más tenía nicroadenoma en la pituitaria con acromegalia y retardo mental fronterizo y otro tenía hidrocefalia; tres mostraron epilepsia; tres, lesiones cerebrales y dos, demencia inducida por alcohol. Algunos mostraron combinaciones. 64.5% mostraron anormalidades en el lóbulo frontal y 29% parecían tener defectos en lóbulo temporal. 19 sujetos mostraron atrofia o cambios en la material blanca del cerebro. El 83.8% de los sujetos mostró abuso en sus infancias, y 32.3% había sido abusado sexualmente.



Intoxicaciones y contaminación ambiental: Es de reciente interés el estudio del efecto de diversas fuentes de toxicidad sobre la humanidad. Un estudio formal sobre el efecto del plomo indica que produce alteraciones en la conducta hacia la violencia y la conducta antisocial. En este estudio, Herbert Needleman (16) 212 varones de escuela pública en Pittsburgh, entre las edades de 7-11, fueron evaluados en cuanto a la concentración de plomo en sus huesos mediante pruebas de rayos X's fluorescentes. El plomo es acumulado a través de los años por diversas fuentes que incluyen la exposición a pinturas, y se observó que con el pasar de los años, según aumentaba la cantidad acumulada de plomo aumentaban los reportes de agresividad, delincuencia, quejas somáticas, depresión, ansiedad, problemas sociales, deficit de atención entre otras. Aunque los autores creen que hay factores del ambiente social que contribuyen a estas conductas, enfatizan en la importancia de prevenir la toxicidad cerebral por plomo.



Condiciones y trastornos mentales
Diversos estudios (17) confirman que la presencia de trastornos de salud mental incrementa la conducta violenta y antisocial. Estudios en Dinamarca identificaron en 324,401 personas que aquellos que tenían historial de hospitalizaciones psiquiátricas tenían más probabilidad de ser convictos por ofensas criminales (tanto en hombres como en mujeres) en una proporción de 3-11 veces más que aquellos que no tenían historial psiquiátrico. La esquizofrenia, específicamente, aumenta la probabilidad en 8% en hombres y en 6.5 en mujeres. El desorden de personalidad antisocial aumenta la probabilidad en 10% en hombres y 50 en mujeres de conducta homicida. Estudios en EU demuestran que el 80% de los convictos cumpliendo carcel tienen historial psiquiátrico, con historial de abuso de sustancias y conducta antisocial dependiente.

Nota Final:
Este resumen no agota las posibilidades. Existen muchos otras investigaciones sobre diversos factores biológicos adicionales que pueden ser leídos en la página de "Crime Time" la cual puede hallar en la siguiente dirección: http://www.crime-times.org/


PSICOLOGIA DE LA FAMILIA

La Familia es una unidad de personalidades que interactúan. y como ya lo ha mencionado Luis Flaques “la familia contemporánea se mantiene gracias a la densidad de su interacción psicológica”. Algunos teóricos sostienen que debe consistir en un microanálisis del comportamiento y de la interacción en contextos situados, mientras que otros se pronuncian por métodos más comprensivos, que se ocupen de estructuras emergentes. Sin embargo el estado de la teorización en el ámbito de la familia parece coincidir con el diagnóstico de Turner según el cual“Los intentos de superar la escisión que media entre la interacción individual y las estructuras emergentes son prematuros. Ambos niveles son igualmente “reales, pero, de momento, cada uno de ellos requiere de sus propios conceptos, proposiciones y modelos. Como síntesis podemos anotar que las personas y los grupos que se encuentran en interacción elaboran ciertos patrones o formas culturales para facilitar esas metas.

El interaccionismo simbólico es una de las características más singulares del comportamiento humano ya que interactúan mediante comunicaciones simbólicas. Esto requiere definir la situación en que se actúa, así como actuar asumiendo y teniendo en cuenta los comportamientos que son esperados por los demás en una situación determinada. Actualmente es considerado como el marco central dentro de la psicología social: la conducta humana es vista como un proceso de construcción activa donde los hombres dan sentido a su medio social y físico. Ese proceso de dar sentido es internalizado en forma de pensamiento, entonces, sería el propio hombre el que construye la sociedad y le impone limites sociales en función de su propia conducta. Sobre dicha conducta, los interaccionistas simbólicos, encuentran que, siempre influyen determinados estímulos, los cuales son mediatizados por el contexto de significados simbólicos donde tiene lugar la conducta, estos significados simbólicos surgirían de la propia interacción entre individuos dentro de una sociedad.

Teoría del intercambio : esta corriente del conductismo fue desarrollada principalmente por tres teóricos: Thibaut y Kelley (1959), Homans (1961) y Blau (1964). Constituye la búsqueda del placer, la evitación del dolor, el cálculo racional de costos y beneficios, es una combinación para explicar el comportamiento humano en la interacción social. Este enfoque teórico tiene un carácter muy individualista donde la importancia de la recompensa variará dependiendo de las experiencias pasadas de cada persona y de las oportunidades presentes.

La concepción de nuestra propia identidad, y la identidad social se construyen afectándose de forma recíproca en nuestras relaciones sociales, y muy especialmente mediante la adscripción a grupos. La integración en un grupo supone la interiorización de los valores, actitudes y normas del mismo, lo cual nos conforma como miembros del grupo tanto individualmente como socialmente. Todas estas ideas, a su vez se ven afectadas por la propia noción de identidad. La modernidad concebía la identidad de forma monolítica, e invariable, ligada al concepto de carácter, pero en la posmodernidad la identidad es algo variable en el tiempo para una misma persona, construido en gran medida de forma social y, lamentablemente, corroída también por una sociedad en la que el cambio es permanente.

La Familia como estructura social emergente surge de la interacción mutua entre personalidades sociales a lo largo del tiempo, difiere de la leyes institucionales pues estas se construyen y promulgan para que en posterior se conviertan en normas. Existen una gran diversidad de formas de familia como: Familias adoptivas, monoparentales, homosexuales, cohabitantes reconstituidas.


miércoles, 11 de marzo de 2009

PERFIL DE LOS AGRESORES SEXUALES

Dr. Francesc Xavier Moreno Oliver
Presentes en todos los seres humanos, la agresividad y el instinto sexual están en las bases de su personalidad y correctamente utilizados potencian comportamientos que aseguran la supervivencia individual y colectiva (defensa y reproducción). La dirección y el control de estos factores, mostrados con intensidad variable a lo largo del desarrollo personal y de un modo variado entre los distintos individuos, puede estar en la base de comportamientos asociales concretados en actos conceptuados como "agresión sexual", por estar dirigidos contra víctimas que los padecen.
Analizar las bases biológicas, los factores sexuales, los factores sociales, las distorsiones cognitivas y la personalidad de los agresores sexuales y encontrar aspectos distintivos permitirá concluir si debemos hacer caso de los tópicos o de las ideas apriorísticas que al respecto existen y cómo las investigaciones confirman si algunos de estos aspectos pueden o no ser señalados como integrantes del perfil de este tipo de "agresores-delincuentes" y, en consecuencia, qué tipo de acciones preventivas o reeducadoras se pueden establecer teniendo en cuenta los mencionados aspectos.
1.- Análisis de las bases biológicas:
El impulso sexual y el interés por el sexo, en cada persona cambiantes y diferenciados por épocas y etapas y distintos, tienen una base genética y están modelados o modificados por procesos de aprendizaje y por la socialización específica de cada individuo, MARSHALL (2001:87). Está comprobada la importancia que en el impulso sexual tiene la testosterona, hormona sexual fundamental en la sexualidad masculina. Podríamos suponer que un exceso o un funcionamiento anormal de esta hormona estaría en la base de un comportamiento sexual cuya intensificación llevase a la agresividad. Sobre la relación de los niveles de testosterona con la agresividad sexual, los resultados de los estudios son dispares. Berlin y Meinecke (1981), Meyer-Bahlburg, Nat Boon, Sharma y Edwards (1974) señalan, en efecto, altos niveles de la hormona en delincuentes sexuales masculinos. Money (1995), por su parte, considera que el sadismo sexual es una "enfermedad cerebral" influida por un funcionamiento hormonal deficiente. Pero "cuando los hombres son adultos, la relación entre los niveles hormonales y el impulso sexual carece de importancia", (MARSHALL, 2001:88), como afirman Hucker y Bain, 1990). Así, "sólo se dan niveles anómalos de esteroides en algunos delincuentes sexuales diagnosticados como sádicos" (MARSHALL, 2001:88), que son minoría dentro de los individuos de los que estamos tratando.
En cuanto a la posibilidad de que un comportamiento sexual delictivo sea motivado por algún tipo de anomalía cerebral, como apunta Langevin (1990), hay que concluir, por el momento, que las pruebas realizadas no aportan resultados concluyentes y que debemos continuar teniendo en cuenta, necesariamente, la relación entre procesos orgánicos y aprendizaje social (MARSHALL, 2001:89), que se condicionan mutuamente.
Comportamientos sexuales "desviados" o "delictivos", como la preferencia sexual por los niños o el incesto, quedan al margen de las tendencias sexuales comunes establecidas por la evolución humana, que tiene como objetivo principal el asegurar la perpetuación de la especie. En el caso específico del interés por víctimas prepúberes, parece que los ejecutores padecen un fallo en los "detectores de la juventud", que así "actúan sin restricciones y, en consecuencia, el niño prepúber se convierte en el objetivo sexual más atractivo" (MARSHALL, 2001:90-91). En cuanto al incesto -tabú en la mayoría de culturas, ordenamientos morales y jurídicos-, atendiendo a lo señalado por Quinsey y Lalumiere (1995), que fundan el tabú al incesto en la aversión por mantener relaciones sexuales con personas a las que se ha atendido intensamente durante su infancia (MARSHALL, 2001:91), podemos deducir que "los padres que han tenido poco contacto con sus hijas probablemente no han adquirido esta aversión", (MARSHALL, 2001:91).
2.- Importancia de los factores sexuales:
Los estudios muestran que, en general, los delincuentes sexuales dan la sensación de utilizar el sexo como manera de afrontar las dificultades más que otros hombres (Cortón y Marshall, 2000); piensan mucho en el sexo, no necesariamente desviado o delictivo; en un buen número han sido víctimas de abusos sexuales en su infancia y juventud (MARSHALL, 2001:96); y su interés por el sexo desviado sólo es un factor que tener en cuenta, no el factor fundamental generador de su delincuencia. "Es posible que las agresiones sexuales sean tan solo una respuesta al estrés, respuesta que posteriormente se lleva a la práctica, no porque satisfaga impulsos desviados, sino porque reduce temporalmente su malestar", (MARSHALL, 2001:95). No existe, así, de modo general, relación entre la excitación sexual y los estímulos desviados, como aplicando simplemente inferencias lógicas (quien presenta una conducta sexual desviada es que es permeable a estímulos sexuales desviados, los cuales influyen y mediatizan su comportamiento) se pensaba en los primeros tratamientos conductuales (McGuire, Carlisle y Young, 1965). Aunque las primeras investigaciones con un número reducido de violadores pusieron de manifiesto en ellos gran excitación ante las escenas de violación, los resultados de estudios con muestras mayores confirman que los violadores tienen "respuestas esencialmente normales" ante el aludido estímulo, (MARSHALL: 2001:93), y que lo mismo ocurre en el caso de los delincuentes actores de incesto.
3.- Influencia de los factores sociales:
Está claro que una buena parte de delincuentes sexuales sufren un bajo nivel de autoestima (Finklehor, 1984; Groth, 1979; Tanay, 1969, entre otros). Esta baja autoestima, que les lleva a manifestar y ejecutar una violencia compensatoria sobre objetivos, como los niños y las mujeres, percibidos por estos delincuentes como más débiles e indefensos y por tanto de fácil acceso (BAUMEISTER, SMART y BODEN, 1996; y MARSHALL, 2001:97), es sumamente importante en temas de relación social como la empatía, muy baja en estos individuos; la aparición en ellos de dificultades para una relación de pareja equilibrada; la existencia de interpretaciones egoístas del entorno; una sensación profunda de soledad y, en general en una incompetencia social que genera escasas habilidades para entablar las relaciones sociales que todo ser humano intenta propiciar. Además, debemos tener en cuenta que lo anteriormente señalado impide que los agresores sexuales puedan ponerse en el lugar del otro y ser conscientes del daño o angustia emocional que causan. El fracaso relacional provocado por estos factores alimenta conductas sexuales agresivas compensatorias que no logran sino entorpecer y deteriorar la situación. "Estas dificultades suelen acabar causándoles problemas en sus relaciones sentimentales" (MARSHALL, 2001:99). Así apreciamos problemas de socialización en el sentido de que son difíciles las relaciones normales con los demás, en un proceso que va encadenando progresivos deterioros de las habilidades necesarias para la mejora de la sociabilidad y alimenta la incompetencia social de los delincuentes sexuales. El conocimiento de la historia individual de estas personas, con análisis de sus comportamientos de sociabilidad, "nos hace pensar que los delincuentes sexuales debieron tener unas débiles relaciones de apego con sus padres, una falta de relaciones íntimas con los demás, pocas habilidades interpersonales y un profundo sentimiento de soledad" (MARSHALL, 2001:99), y ello puede animarles a satisfacer su necesidad de relaciones normales mediante las agresiones sexuales.
4.- La importancia de las distorsiones cognitivas:
Los delincuentes sexuales tienen una percepción distorsionada de sus acciones y de la repercusión de las mismas en los demás. Para ellos es importante, dada su baja autoestima, mantener su propia visión de las cosas, por lo que interpretan subjetiva y erróneamente las reacciones de sus víctimas posibles y reales. Se advierte en la mayor parte de ellos que esta interpretación es interesada en su propio favor (Murphy, 1990; Segal y Stermac, 1990), lo que les faculta para sus acciones (Hudson y otros, 1993), pues actúan convencidos de que, en realidad, gran parte de sus víctimas no sólo aceptan las acciones de que son objeto, sino que, en mayor o menor grado, las desean. Esto les impide percibir el daño que causan, les lleva a minimizar la importancia de sus acciones y sus efectos, a negar total o parcialmente los hechos o a no responsabilizarse de ellos argumentando con cualquier excusa que sirva de justificación. Pero hay que tener en cuenta que "la inmensa mayoría de los delincuentes sexuales saben que sus acciones no son correctas" (MARSHALL, 2001:104). La distorsión cognitiva, menor en los delincuentes con mayor autoestima, es el mecanismo básico de justificación que les permite admitir su conducta errónea y reincidir o persistir en ella. Por lo tanto, una posible acción preventiva o terapéutica con estos delincuentes puede ser intentar aumentar su autoestima, pues así disminuirá la distorsión cognitiva de sus actos, con lo que, al mejorar su percepción real, podremos conseguir una mayor empatía hacia las víctimas (Anderson y otros, 1997).
5.- La personalidad:
Pudiera establecerse la hipótesis, en un principio, de que la comisión de delitos sexuales vendría motivada por una personalidad trastornada o con algún tipo de problema o alteración. Sin embargo, los estudios y pruebas realizadas al respecto no parecen, por el momento, avalar esta hipótesis. Tal vez los motivos de los resultados encontrados radican en la distinta concepción de la "alteración de la personalidad" utilizada por los distintos investigadores, y en la dificultad para que los delincuentes sexuales encuestados al respecto hablen libre y abiertamente de sus actos y pensamientos. Ello provoca que sea "poco probable que nos podamos formar una idea clara de la naturaleza parafílica de los delincuentes sexuales en el futuro" (MARSHALL, 2001:106). También hay que descartar "la posibilidad de que los delincuentes sexuales se caractericen por trastornos psiquiátricos que les impidan controlar su comportamiento sexual" (MARSHALL, 2001:105). Advertimos que hay discrepancias entre los distintos estudios acerca de la existencia de parafilias en estos delincuentes. Algunos autores señalan numerosos casos de su presencia (Abel, Becker, Cunningham-Rathner, Mittleman y Rouleau, 1988), lo que contrasta con los resultados de Marshall, Barbaree y Eccles, 1991, que sólo las encuentran en un 12 % de los estudiados. Tampoco hay resultados que avalen la hipótesis de las personalidades problemáticas o inusuales en los delincuentes sexuales, aunque aparece en ellos, con cierta frecuencia, la psicopatía (MARSHALL, 2001:107). Para concluir, podemos afirmar que, aunque pudiera parecer lo contrario en un principio, las personalidades de los agresores sexuales son en general y a grandes rasgos muy semejantes a las de las demás personas.
BIBLIOGRAFÍA
-ABEL, G.C.; BECKER, J.V.; CUNNINGHAM-RATHNER, J.; MITTELMAN, M.S. y ROULEAU, J.L. (1988): "Multiple paraphilic diagnoses among sex offenders", Bulletin of the American Academy of Psychiatry and the Law, 16, pp. 153-168.
-ANDERSON, D.; FERNÁNDEZ, Y.M. y MARSHALL, W.L. (1997): Integrating treatment components in sexual offender therapy: Toward a more cost-effective approach, ponencia presentada en la 16 Annual Research and Treatment Conference of the Association for the Treatment of Sexual Abusers, Arlington VA.
-BAUMEISTER, R.F.; SMART, L. y BODEN, J.M. (1996): "Relation of threatened egotism to violence and aggression: The dark side of high self-esteem", Psychological Rewiew, 103, pp. 5-33.
-BERLIN, F.S. y MEINECKE, C.F. (1981): "Treatment of sex offenders with androgenic medication: Conceptualization, review of treatment modalities and preliminary findings", American Journal of Psychiatry, 138, pp. 601-607.
-CORTONI, F.A. y MARSHALL, W.L. (2000): Sex as a coping strategy and its relationship to juvenile sexual history and intimacy in sexual offenders, en prensa.
-FINKLEHOR, D. (1984): Child sexual abuse: New theory and research, New York, Free Press.
-GROTH, A.N. (1979): Men who rape: The psychology of the offender, New York, Plenum Press.
-HUCKER, S.J. y BAIN, J. (1990): "Androgenic hormones and sexual assault", en W.L. Marshall, D.R. Laws y H.E. Barbaree (eds.), Handbook of sexual assault: Issues, theories, and treatment of the offender, New York, Plenum Press, pp. 93-102.
-HUDSON, S.M.; MARSHALL, W.L.; WALES, D.S.; MCDONALD, E.; BAKKER, L.W. y MCLEAN, A. (1993): "Emotional recognition skills of sex offenders", Annals of Sex Research, 6, pp. 199-211.
-LANGEVIN, R. (1990): "Sexual anomalies and the brain", en W.L. Marshall, D.R. LAWS y H.E. Barbaree (eds.), Handbook of sexual assault: Issues, theories, and treatment of the offender, New York, Plenum Press, pp. 103-113.
-MARSHALL, W.L.; BARBAREE, H.E. y ECCLES, A. (1991): "Early onset and deviant sexuality in child molesters", Journal of Interpersonal Violence, 6, pp. 323-336.
-MARSHALL, W.L. (2001): Agresiones sexuales. Barcelona: Ariel. Centro Reina Sofía para el Estudio de la violencia.
-MCGUIRE, R.J.; CARLISLE, J.M. y YOUNG, B.G. (1965): "Sexual deviations as conditioned behaviour: A hypothesis", Behaviour Research and Therapy, 3, pp. 185-190.
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-MONEY, J. (1995): "Forensic sexology: Paraphilic serial rape (biastophilia) and lust murder (erotophonophilia)", Acta Sexologica, 1, pp.47-62.
-MURPHY, W.D. (1990): "Assessment and modification of cognitive distortions in sex offenders", en W.L. Marshall, D.R. Laws y H.E. Barbare (eds.), Handbook of sexual assault: Issues, theories, and treatment of the offender, Plenum Press, pp. 331-342.
-QUINSEY, V.L. y LALUMIERE, M.L. (1995): "Evolutionary perspectives on sexual offending", Sexual Abuse: A Journal of Research and Treatment, 7, pp. 301-315.
-SEGAL, Z.D. y STERMAC, L.E. (1990): "The role of cognition in sexual assault", en W.L. Marshall, D.R. Laws y H.E. Barbaree (eds.), Handbook of sexual assault: Issues, theories, and treatment of the offender, New York, Plenum Press, pp. 161-174.
-TANAY, E. (1969): "Psychiatric study of homicide", American Journal of Psychiatry, 125, pp. 1252-1257.

(*) Francesc Xavier Moreno Oliver
Doctor en psicología
Profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona
www.telefonica.net/web/fxmoreno

jueves, 5 de marzo de 2009

EL PSICOPATA Y SUS RELACIONES


EL PSICÓPATA EN SUS RELACIONES
Relacionarse con ellos, es un viaje de ida con retorno complejo

RAFAEL SANTIAGO DE LA TORRE
Psicólogo Forense, Especialista en
Psicopatología Forense y Criminólogo.

Antes de nada, me veo en la obligación de agradecer públicamente, a las personas que se han interesado por el artículo/ponencia anterior acerca del psicópata. Gracias a su incansable e insaciable búsqueda de explicación, es por lo que humildemente nos encontramos de nuevo y ante la misma situación, en un intento de aportar luz sobre los temores o creencias de las personas con respecto al tema que nos ocupa.

Como ya quedó dicho en el referido artículo, vasta y desde hace mucho tiempo ha sido para la psicopatología forense, la consideración, estudio e interpretación en el plano psicopatológico de las denominadas psicopatías.

Desde la distinción de aquellas personas que no se podían encasillar en los cuadros de enfermedades mentales establecidas y sujetas a un estricto sistema de clasificación, las características "específicas" de la anormalidad que aquellas personas exhibían, así como su diagnóstico, y su ubicación dentro de la taxonomía clínica, y no podríamos dejar de mencionar sus implicaciones médico-legales, importantísimas, por otro lado.
Han sido múltiples las diferenciaciones y cambiantes, a lo largo de la historia, las posturas y conceptualizaciones mantenidas por los muchos y grandes autores acerca de este tema fascinante, y ante el cual, aún hoy, todavía no hay acuerdo unívoco.

Ya puse de manifiesto, que aunque desde muy temprano en la historia encontramos referencias, no se puede decir con rotundidad hasta el período establecido entre los siglos XVIII y XIX, cuando comienzan los aportes mas notables de la concepción que luego adquirirá significación propia;"Psicopatía o Trastornos de la personalidad", lo que empezó llamándose manía razonante, PINEL, P. (1745-1826); caracterizándola como enfermedad de los instintos, pero manteniendo la inteligencia intacta. Mas tarde, PRITCHARD, J. C. (1786-1861); genera el concepto de locura moral "moral insanity", refiriéndose a aquellos individuos cuya moral o principios de conducta están fuertemente pervertidos o depravados, siendo incapaces de conducirse con decencia y propiedad en los quehaceres de la vida. Todo lo cual podía resumirse en un solo síntoma, "asocialidad". LOMBROSO, C. (1836-1909), se apoya en este nuevo concepto psicopatológico, para proclamar su teoría criminológica del "hombre delincuente". Y muchos otros, que obviaremos en nombrar, ya que solo el mero hecho de hacerlo, sería motivo cuando menos, de un libro entero.

Si debemos mantener presente, que desde siempre lo fundamental, ha sido encontrarnos ante una persona "encantadora", inteligente, pero que parece obrar desde la más profunda oscuridad de la mente, siendo incapaces de conducirse con propiedad y decencia en el devenir de la vida.

La psicopatía, es una manera de ser, es la globalidad de la personalidad, del ser, y por tanto, una variante más dentro de los tipos humanos. Como ya dijimos, no es una enfermedad, sino una forma de ser atípica, infrecuente y estridente, por su patrón conductual que desentona, con el patrón de conducta de la comunidad, (Marietán, H. 2001), y que como tal llamamos normal. Y su comportamiento es distinto, porque tiene unas necesidades distintas que satisfacer, lo que nos muestra lo que en mi humilde opinión separa fundamentalmente, lo que los sistemas de clasificación al uso tipifican como TAP, y lo que yo, al igual que otros muchos autores, (Garrido, Schneider, Karpman, Hare, Cleckley, Reid, Sanmartín, Bilbeny, etc), defendemos que el concepto de psicopatía, engloba mucho mas que un patrón conductual, como por ejemplo: las emociones, cogniciones, sentimientos, etc. Y es por eso, por lo que hace un uso particular de la libertad, crea códigos propios y tiene necesidades de estímulos intensos, en el sentido de lo que describiera Zuckerman, como buscadores de sensaciones, y que mas tarde, podría haber cuestionado la amplitud de este concepto y sugirió que era mejor usar la palabra psicopatía (tendencias antisociales) para esta dimensión de "personalidad". Y teniendo en cuenta que no se muestra psicopáticamente en todo su comportamiento, sino en determinadas situaciones. Hay que recordar que estamos hablando de personas altamente narcisistas, egocéntricas, y en consecuencia, el apego que puedan tener sólo lo justifica el objetivo.

Pero a nadie debe escapársele el detalle, primero, hablamos de manifestaciones comportamentales asociales, y segundo, siempre hablamos a posteriori. Ya que como los definió SCHNEIDER, K. (1923), como aquella personalidad anormal que sufre por su anormalidad o hacen sufrir bajo ella, a la sociedad, introduciendo un concepto valorativo desde el punto de vista social...

No es fácil estudiar este trastorno, síndrome o simplemente forma de ser. Ya que casi con seguridad, empezará a mostrarse en la infancia como ensañamiento con los animales, poco apego a los padres, desobediencia, etc... No siendo en la mayoría de las ocasiones asociados dichos comportamientos a trastorno alguno, (De la Torre, R. S. 2001), y por otro lado, porque se mezclan los conceptos de criminalidad, sociopatía y trastorno antisocial de la personalidad, (BRUNO, A; TÓRTORA, A. 2002). Yo añadiría a esa lista también psicopatía, todos ellos para describir tanto comportamientos dañinos o inexplicables, por ilógicos; como a personas cuyos comportamientos nos resultan dañinos, o incluso para designar a todos aquellos que no comparten de nuestros valores. Con lo cual, existe una gran probabilidad de que estas personas tengan a lo largo de sus vidas, problemas con la justicia, ya que si hay algo que nos aglutina a todos, no es otra cosa que las normas sociales. El riesgo de asocialidad se constituye, por lo tanto en un componente central, que nos serviría para diferenciar a estas personas del resto de delincuentes, que al menos poseen una cultura delictiva con la que se pueden identificar y que son capaces de funcionar adecuadamente dentro de su grupo, manifestando lealtad, sentimientos de culpa y afecto, (Garrido, V. 1993). Ustedes estarán pensando, con toda razón, ¿es equivalente "ser o padecer", psicopatía, con delincuente? La respuesta es y debe ser no, no es una relación lineal y unívoca. Si bien hay una clara relación entre ambos conceptos, no son sinónimos y ninguno de los dos conceptos es inclusivo del otro, (ALUJA, A. 1991).

Además, tanto el DSM, como el CIE, ambos tratados de Clasificación mundialmente aceptados y en sus versiones mas recientes, por tanto en vigor, excluyen o relegan a un segundo plano de la conceptualización de algunas dimensiones de personalidad o limitaciones cognitivas y/o afectivas, que suelen estar presentes en el trastorno de personalidad antisocial, como el egocentrismo patológico, la pobreza de planificación y juicio, la superficialidad de los afectos, la falta de empatía o la tendencia a la manipulación, todos ellos en mi humilde opinión, centrales y de gran importancia a la hora de valorar la psicopatía, (De la Torre, R. S 2003). Es decir, el énfasis de las conductas antisociales se hace a expensas de una minusvaloración de los aspectos cognitivos y afectivos del mismo.

Inclusive, y vengo ahora a recordar que solamente apunté, que el Profesor Sánchez de la Universidad de Illinois, (con lo que yo estoy de acuerdo), que los psicópatas se alimentan de valores y pautas de conducta de la misma sociedad actual. Que afinando un poco más, podríamos decir que siguiendo un punto de vista Darwinista, los psicópatas son los seres mejor dotados para dejar descendencia y resistir la presión que ejerce el medio sobre todos nosotros.

Karpman 1961 distinguió siempre dos clases de psicópatas: a) activo-sanguinario, (depredador); y b) pasivo-parasitario. Distinción que, para la investigación no ha sido muy fructuosa, sí lo ha sido para acercarnos más si cabe a la hora de contestar a esa pregunta con argumentos, y no simplemente diciendo no son todos criminales. Y desarrollando un poco más esta distinción, nos encontramos que desde el punto de vista de la relación con los demás, (siguiendo de nuevo a Marietán, H. 2001), tres clases de relación: 1) ASOCIATIVO: se establece con otro psicópata para conseguir un objetivo que individualmente resultaría difícil o imposible. La relación es tensa, y se mantiene el equilibrio en ella, mientras se mantiene el fin, (conducta utilitarista). Hay que recordar que estamos hablando de personas altamente narcisistas, egocéntricas; en consecuencia, el apego que puedan tener, sólo lo justifica el objetivo. 2.) TANGENCIAL: encuentro puntual donde el psicópata ejerce su acción sobre una víctima ocasional, cuando ejerce su repertorio de manipulación, en función de una acción de tipo delictiva, una violación, una estafa o un asesinato. 3) COMPLEMENTARIO: relaciones metaestables que establece generalmente con un "neurótico", donde se satisfacen necesidades mutuas. Este juego que se da con el complementario, de sufrimientos y satisfacciones, de rechazos y apegos, tiene su anclaje en lo irracional, y escapa al entendimiento de los propios miembros del sistema, y de todo aquel que intente analizarlo desde una lógica simple, común, normal. Se establece entre ellos, lo que se ha venido en llamar, circuito psicopático, y ningún sistema permanece si no cubre una necesidad, por lo cual es muy difícil escapar de él. El tipo de necesidad que satisface el complementario con el psicópata, o el tipo de anclaje que hace que esa relación se mantenga, no tiene su base en la lógica, sino en lo irracional. Cuando se atiende a estas personas lo primero que florece en el discurso es la queja. El complementario utiliza el escenario de la relación terapeuta-paciente para transmitir su queja. No son quejas comunes, son quejas sobre humillaciones, descalificaciones, incluso agresiones físicas. La forma de presentar la queja varía desde la justificación ("Yo lo provoqué"), la minimización ("Me golpeó, pero no es nada"), el detallismo (el detenerse morosamente en describir cada acción), hasta la búsqueda de conmiseración ("¡Cómo me hace sufrir!, ¿verdad?"). El complementario muchas veces da la impresión de que se relaciona con el psicópata a través de la angustia, o sea que, siguiendo esta premisa, el anclaje sería displacentero. Pero, después de ver a muchos de estos pacientes complementarios, yo pienso que el anclaje es el disfrute, pero no el disfrute del sufrimiento. Es un disfrute inefable y donde el sufrimiento es un efecto secundario de ese disfrute. La persona complementaria nos trae la queja, nos muestra el ‘precio’ del goce, nos muestra el "chichón"3. Este tipo de disfrute es secreto, en el sentido de que suele ser desconocido (conscientemente) para el complementario, y a veces también para el psicópata. Pero hay algo allí que los une; tal vez en la ‘animalidad’, en lo irracional, haya un goce. En ocasiones, por el discurso que tienen los complementarios, suelen relacionarlo con algún tipo de disfrute especial, con el sexo por ejemplo; pero eso no consigue justificar el pagar el precio de las humillaciones, las descalificaciones, la baja de la autoestima, el ‘deterioro’ de su ‘persona’. Algunos logran captar que con el psicópata pudieron desinhibir sus represiones; logran realizar lo prohibido. (Marietán, H. 2001).

Estos, en contra de lo que pudiéramos pensar, son los que vamos a seguir analizando, ya que en términos cuantitativos, son una mayoría, y que sólo salen a la luz cuando en una explosión conductual, matan, solo entonces, nos preguntamos por qué esa persona tan maravillosa que era nuestro vecino, maltrata y mata a su pareja, humilla y veja a sus hijos, etc. Por ello, pienso que es un error por reduccionista, del problema social que constituye la tan en boga "violencia de género", intentando explicarlo en base al machismo en las relaciones sociales, afectivas, etc, entre hombre y mujer. Y que nos convierte a todos los hombres en potenciales maltratadotes, cuestión que al menos a mí, me preocupa bastante.
Como muy bien dice el Profesor Garrido, muchas personas son Psicópatas y no se dedican al crimen, son nuestros esposos/as, vecinos, políticos, y es fundamental tenerlo presente para darse cuenta de la magnitud de este problema. Se adaptan a muchas circunstancias, se camuflan, desacreditan toda institución que según ellos, les ha quitado lo que merecen, van socavando nuestra confianza en la gente y nos van llevando al infierno en vida. Dado que están especialmente dotados para obviar las necesidades de los demás, son capaces de dañar y maltratar sin reparar en nada. Son desalmados en la paz y héroes en la guerra.

Por lo tanto, si entre sus prioridades están brillar en el mundo del arte, lo harán por encima de todo y de todos: Picasso, que lo describen como un sádico que podía maltratar y manipular a todos aquellos que lo amaban; Con Andy Warhol, estaríamos en un caso parecido.

Si en cambio quieren triunfar en la Política, lo harán a costa de lo que sea, casi todos pensamos rápidamente en los casos desgraciados que la historia nos muestra, Hitler, Milosevic, etc., Sin embargo y aunque mucha gente expone como paradigma político a Churchill, precisamente porque dotado de una extraordinaria inteligencia manipuladora, era capaz de ofrecer la cara que los demás querían ver, para al final actuar según su criterio, como muestra queda esa máxima suya "no creo en ninguna estadística que previamente no haya manipulado yo". A nadie en los tiempos que estamos, se le escapa lo peligroso que puede ser tener un tipo como estos de líder político, que manipule ideas, sentimientos, incluso la historia para intentar justificar sus propios intereses.

Si lo quieren hacer en los negocios, Getty, P; el patriarca de los Kennedy, y otros muchos que estarán en la mente de todos nosotros, y sobre todo mucho más cercanos.

Sin embargo, no hay que perder de vista esta clase, el pasivo/parasitario, que también puede causar mucho daño y sufrimiento. Ya que los depredadores toman las cosas por la fuerza, pero los parasitarios lo hacen a través de la astucia y la pasividad, con ese complementario. Uno de los procedimientos habituales de nuestra vulnerabilidad ante el psicópata, es que cometemos un acto contrario a la intuición y a las reglas de la sabiduría cotidiana, el psicópata provoca, (manipula), que cometamos una estupidez, y luego la aprovecha para domarnos. Podemos sucumbir ante sus encantos, que después nos daremos cuenta que son superficiales, que todos los sentimientos que mostraban los estaba brillantemente teatralizando, que no los sentía. Por ejemplo, al tener una vida sexual impersonal y sin compromiso afectivo, esto los convierte en excelentes amantes, desde el punto de vista técnico, y utilizan esa habilidad para manejar a su pareja. Son grandes actores en lo afectivo y en lo sexual. Una historia de seducción, que empieza con elocuentes y tiernas promesas de amor eterno y culmina con un anillo de platino, es el comienzo del comportamiento más brutal del futuro marido. Ya la conseguido, la ha aislado de sus redes de apoyo, (familia, amigos, etc), por tanto, al saberse a salvo de personas que puedan defender a la víctima, empieza a mostrar su personalidad de modo progresivo, y dará lugar a la etapa de sufrimiento de su presa, (pareja), que durará mientras la posea, ya que es el dueño de su voluntad. Hay autores que defienden que no aprenden de la experiencia, yo sin embargo, creo lo contrario, si lo hacen y mucho, y lo utilizan para sus manipulaciones y conseguir sus metas. Podríamos decir que no aprenden lo que no quieren aprender.

Con respecto al amor, sólo se ama a él mismo y lo que le interesa. Mantiene contactos "utilitarios", para conseguir fines. Utilizan la mentira como una herramienta de trabajo mas, mirando a los ojos y con actitud relajada, en lo que se ha venido en llamar mentira patológica. Dicen siempre lo que quieren o lo que el otro espera escuchar. Lo importante es lo que hace a través de la acción.

Adaptan la realidad a su imaginación, ya que es un fabulador que actúa en su propia fábula. Puede convertirse en el personaje que su imaginación creó y hacerlo actuar en el medio real, generando en todos la sensación de que están frente a un personaje verdadero, su patrón de conducta lo marca su imaginación y suelen mudar de personajes, como el Profesor Garrido dice, es un camaleón.

Las acciones que realizan, desde su punto de vista, están totalmente ajustadas a su escala de valores, a su criterio. Lo cual quiere decir, que no sienten culpa, "quién dice lo que está bien", es una de sus justificaciones. No es que desconozcan las leyes, no son negados cognitivos, sino que antepone su escala de valores con respecto a los demás.

Capta las necesidades del otro, esa habilidad que domina a las mil maravillas, determina otro rasgo importante, la seducción. Llevando al otro a entrar en el "circuito Psicopático", y ya dentro lo tendrá muy complicado para salir. Le demuestra que le es necesario, pero que él es mucho más necesario, y de este modo se establece este "circuito" entre ellos, para suplir sus necesidades. Es difícil resistirse a ellos. Relacionarse con ellos, es un viaje de ida, con retorno complejo.

Ya dentro de su "red", estaremos a su merced, ya que es un maestro en vejar, maltratar, engañar, etc., utilizando otra de sus habilidades maestras, que no es otra que la cosificación del otro, ya que quitándole los atributos que nos hacen a las personas semejantes. Las convertirá en una herramienta, argumentando "no es igual a mí, es inferior, neutro, y por tanto fácil de manipular y destruir, Y cuando se les adoctrina matan, porque es una cosa lo que matan.

Utilizando la manipulación y la coerción, aspecto nuclear de su conducta, por la cosificación del otro, es un manipulador egocéntrico.. Trabaja sobre esa parte de ambición del otro y luego lo engaña.

Es entonces, dentro ya de ese circuito, cuándo empezaremos a darnos cuenta del engaño del que estamos siendo víctimas, siendo ya demasiado tarde. Al principio, utilizarán otra de sus habilidades, la defensa aloplástica, que no es otra cosa que situar la responsabilidad en los otros, "me hicieron fracasar", "yo no quería, pero me han obligado", son inocentes de todo, etc. Para ir adentrándose en un mundo de agresiones sin fin, y aumentando en cantidad y en calidad, ya que estará aprendiendo sobre la marcha. Y todo ello sin sentir culpa, ya que para sentirla es requisito indispensable, sentirse responsable de la acción, debe sentir que ha fallado. Cuando se evalúa que son los otros, el medio o las circunstancias los que lo han hecho fallar, no puede sentir culpa alguna. La empatía no existe para él.

Y es que el psicópata necesita un complementario para actuar. Primero la absorbe y la seduce, luego inicia lo que el profesor llama la fase de explotación, y por tanto los ataques. Esa seducción la logra manipulando, pero también no dejándola pensar, presionándola para que decida lo que él quiere que decida. Nos encontramos ya en la fase de absorción, que sería la culminación de la seducción. Toda voluntad o capacidad de respuesta ha de ser neutralizada. El sistema mas habitual es la intimidación, (vejaciones, miradas, etc), y una forma peculiar de comportamiento que se denomina, (Garrido, V. 2003), ciclo manipulativo, que consiste básicamente en que; a) el psicópata realiza un ataque: humilla, golpea o castiga de alguna manera a su presa.; b) explica que es algo que él no quiere hacer, pero que se ve obligado por el bien de ella, o por cualquier otra razón; c) desplaza la responsabilidad hacia ella, haciéndole ver que puede evitar esta situación, si entra en razón y no le desafía, (obligándole con ello, a hacer la que él no quiere hacer). El resultado, es que la víctima se bloquea, quiere que todo vaya bien, pero para ello ha de aprender que eso implica renunciar a su individualidad, a sus derechos personales, y hasta que no aprenda esto, sufrirá ataque sorpresa, que lo serán menos a medida que ella comprenda que los provoca. Haciendo realidad esa triste máxima, y salvando las distancias, la letra con sangre entra. Y provocando un estado ansioso-depresiva constante en ella, que la anula como persona. Somos objetos que le pertenecen por encima de cualquier otra normativa legal, social, moral, etc. Otra característica del psicópata que se debe tener en cuenta es su impermeabilidad a las modificaciones. El psicópata es una persona que puede tolerar mucha presión, puede aguantar castigos, y aún así mantenerse en una posición. Esto obliga al complementario a doblegarse, porque la posición del otro es inamovible, lo pone en la opción de: "es esto o nada"; "tómalo o déjalo... si puedes". El complementario termina luchando, no contra el psicópata, que es inmodificable, sino contra sí mismo, contra su conciencia del propio valor. Y se obliga a doblegarse. Este obligarse a hacer, en el que ve menoscabada su persona, es altamente doloroso. Pero es mayor el sufrimiento que provoca la no presencia del psicópata, esto hace que el complementario pague la factura y continúe con la relación. La regla de oro que mantiene este vínculo es la formula: "con él estoy mal, pero sin él estoy peor", esto me recuerda esa letra de canción que dice algo así, como: contigo porque me matas, sin ti, porque yo me muero, lo que demostraría entre otras cosas, la realidad del problema. Entre ‘mal’ y ‘peor’, está el disfrute. Socava su autoestima, por eso es fundamental para intentar el dificilísimo reto de cortar ese circuito, es necesario imponer distancia tanto física, como afectiva entre ellos, con total y absoluta dureza. Sin dejar un resquicio para ello, porque si no estaremos perdidos. Como cuenta el Dr Marietán, en su experiencia clínica, no vuelve a ser la misma persona después de haber pasado por un psicópata. Una vez que se separa, se trata de que forme nuevos contactos. Pero éstos, si son normales, resultan aburridos, insulsos, poco estimulantes. Puede pasar mucho tiempo antes de conseguir una nueva pareja. Esto dificulta el distanciamiento con el psicópata. A veces logran armar otra pareja con armonía inicial que luego resulta ser otro psicópata. Por lo tanto, una persona que pasó por la experiencia de un psicópata nunca vuelve a ser como antes y sus gustos tampoco serán los mismos. ¿Qué se puede esperar después de haber satisfecho necesidades profundas?.

Todo ello, y sin mucho esfuerzo, se podría trasladar a cualquier otra esfera de la vida cotidiana, empresas, etc, pero por la importancia que creo tiene la violencia que se ejerce dentro de la pareja, y aunque aquí en España recientemente se ha aprobado una ley integral contra la violencia de género, cuyo fin último sería luchar contra tal situación, bajo mi punto de vista no lo logrará, ya que olvida que aún siendo una mayoría abrumadora de mujeres, las que sufren dicha violencia, hay otros integrantes de la familia que también la sufren, y puede que tanto como ellas, como pueden ser los abuelos, los niños, y que también deberían ser sujetos de protección para la ley, olvidando para ello el principio de legalidad y la tan ansiada seguridad jurídica en cualquier estado de derecho. Ya que al olvidar dicha realidad, olvida nuestra Constitución, que como norma fundamental, predica que todos somos iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Por lo que entre otras consideraciones, el Gobierno siempre tuvo en contra de esta Ley al Consejo General del Poder Judicial.