jueves, 5 de marzo de 2009

EL PSICOPATA Y SUS RELACIONES


EL PSICÓPATA EN SUS RELACIONES
Relacionarse con ellos, es un viaje de ida con retorno complejo

RAFAEL SANTIAGO DE LA TORRE
Psicólogo Forense, Especialista en
Psicopatología Forense y Criminólogo.

Antes de nada, me veo en la obligación de agradecer públicamente, a las personas que se han interesado por el artículo/ponencia anterior acerca del psicópata. Gracias a su incansable e insaciable búsqueda de explicación, es por lo que humildemente nos encontramos de nuevo y ante la misma situación, en un intento de aportar luz sobre los temores o creencias de las personas con respecto al tema que nos ocupa.

Como ya quedó dicho en el referido artículo, vasta y desde hace mucho tiempo ha sido para la psicopatología forense, la consideración, estudio e interpretación en el plano psicopatológico de las denominadas psicopatías.

Desde la distinción de aquellas personas que no se podían encasillar en los cuadros de enfermedades mentales establecidas y sujetas a un estricto sistema de clasificación, las características "específicas" de la anormalidad que aquellas personas exhibían, así como su diagnóstico, y su ubicación dentro de la taxonomía clínica, y no podríamos dejar de mencionar sus implicaciones médico-legales, importantísimas, por otro lado.
Han sido múltiples las diferenciaciones y cambiantes, a lo largo de la historia, las posturas y conceptualizaciones mantenidas por los muchos y grandes autores acerca de este tema fascinante, y ante el cual, aún hoy, todavía no hay acuerdo unívoco.

Ya puse de manifiesto, que aunque desde muy temprano en la historia encontramos referencias, no se puede decir con rotundidad hasta el período establecido entre los siglos XVIII y XIX, cuando comienzan los aportes mas notables de la concepción que luego adquirirá significación propia;"Psicopatía o Trastornos de la personalidad", lo que empezó llamándose manía razonante, PINEL, P. (1745-1826); caracterizándola como enfermedad de los instintos, pero manteniendo la inteligencia intacta. Mas tarde, PRITCHARD, J. C. (1786-1861); genera el concepto de locura moral "moral insanity", refiriéndose a aquellos individuos cuya moral o principios de conducta están fuertemente pervertidos o depravados, siendo incapaces de conducirse con decencia y propiedad en los quehaceres de la vida. Todo lo cual podía resumirse en un solo síntoma, "asocialidad". LOMBROSO, C. (1836-1909), se apoya en este nuevo concepto psicopatológico, para proclamar su teoría criminológica del "hombre delincuente". Y muchos otros, que obviaremos en nombrar, ya que solo el mero hecho de hacerlo, sería motivo cuando menos, de un libro entero.

Si debemos mantener presente, que desde siempre lo fundamental, ha sido encontrarnos ante una persona "encantadora", inteligente, pero que parece obrar desde la más profunda oscuridad de la mente, siendo incapaces de conducirse con propiedad y decencia en el devenir de la vida.

La psicopatía, es una manera de ser, es la globalidad de la personalidad, del ser, y por tanto, una variante más dentro de los tipos humanos. Como ya dijimos, no es una enfermedad, sino una forma de ser atípica, infrecuente y estridente, por su patrón conductual que desentona, con el patrón de conducta de la comunidad, (Marietán, H. 2001), y que como tal llamamos normal. Y su comportamiento es distinto, porque tiene unas necesidades distintas que satisfacer, lo que nos muestra lo que en mi humilde opinión separa fundamentalmente, lo que los sistemas de clasificación al uso tipifican como TAP, y lo que yo, al igual que otros muchos autores, (Garrido, Schneider, Karpman, Hare, Cleckley, Reid, Sanmartín, Bilbeny, etc), defendemos que el concepto de psicopatía, engloba mucho mas que un patrón conductual, como por ejemplo: las emociones, cogniciones, sentimientos, etc. Y es por eso, por lo que hace un uso particular de la libertad, crea códigos propios y tiene necesidades de estímulos intensos, en el sentido de lo que describiera Zuckerman, como buscadores de sensaciones, y que mas tarde, podría haber cuestionado la amplitud de este concepto y sugirió que era mejor usar la palabra psicopatía (tendencias antisociales) para esta dimensión de "personalidad". Y teniendo en cuenta que no se muestra psicopáticamente en todo su comportamiento, sino en determinadas situaciones. Hay que recordar que estamos hablando de personas altamente narcisistas, egocéntricas, y en consecuencia, el apego que puedan tener sólo lo justifica el objetivo.

Pero a nadie debe escapársele el detalle, primero, hablamos de manifestaciones comportamentales asociales, y segundo, siempre hablamos a posteriori. Ya que como los definió SCHNEIDER, K. (1923), como aquella personalidad anormal que sufre por su anormalidad o hacen sufrir bajo ella, a la sociedad, introduciendo un concepto valorativo desde el punto de vista social...

No es fácil estudiar este trastorno, síndrome o simplemente forma de ser. Ya que casi con seguridad, empezará a mostrarse en la infancia como ensañamiento con los animales, poco apego a los padres, desobediencia, etc... No siendo en la mayoría de las ocasiones asociados dichos comportamientos a trastorno alguno, (De la Torre, R. S. 2001), y por otro lado, porque se mezclan los conceptos de criminalidad, sociopatía y trastorno antisocial de la personalidad, (BRUNO, A; TÓRTORA, A. 2002). Yo añadiría a esa lista también psicopatía, todos ellos para describir tanto comportamientos dañinos o inexplicables, por ilógicos; como a personas cuyos comportamientos nos resultan dañinos, o incluso para designar a todos aquellos que no comparten de nuestros valores. Con lo cual, existe una gran probabilidad de que estas personas tengan a lo largo de sus vidas, problemas con la justicia, ya que si hay algo que nos aglutina a todos, no es otra cosa que las normas sociales. El riesgo de asocialidad se constituye, por lo tanto en un componente central, que nos serviría para diferenciar a estas personas del resto de delincuentes, que al menos poseen una cultura delictiva con la que se pueden identificar y que son capaces de funcionar adecuadamente dentro de su grupo, manifestando lealtad, sentimientos de culpa y afecto, (Garrido, V. 1993). Ustedes estarán pensando, con toda razón, ¿es equivalente "ser o padecer", psicopatía, con delincuente? La respuesta es y debe ser no, no es una relación lineal y unívoca. Si bien hay una clara relación entre ambos conceptos, no son sinónimos y ninguno de los dos conceptos es inclusivo del otro, (ALUJA, A. 1991).

Además, tanto el DSM, como el CIE, ambos tratados de Clasificación mundialmente aceptados y en sus versiones mas recientes, por tanto en vigor, excluyen o relegan a un segundo plano de la conceptualización de algunas dimensiones de personalidad o limitaciones cognitivas y/o afectivas, que suelen estar presentes en el trastorno de personalidad antisocial, como el egocentrismo patológico, la pobreza de planificación y juicio, la superficialidad de los afectos, la falta de empatía o la tendencia a la manipulación, todos ellos en mi humilde opinión, centrales y de gran importancia a la hora de valorar la psicopatía, (De la Torre, R. S 2003). Es decir, el énfasis de las conductas antisociales se hace a expensas de una minusvaloración de los aspectos cognitivos y afectivos del mismo.

Inclusive, y vengo ahora a recordar que solamente apunté, que el Profesor Sánchez de la Universidad de Illinois, (con lo que yo estoy de acuerdo), que los psicópatas se alimentan de valores y pautas de conducta de la misma sociedad actual. Que afinando un poco más, podríamos decir que siguiendo un punto de vista Darwinista, los psicópatas son los seres mejor dotados para dejar descendencia y resistir la presión que ejerce el medio sobre todos nosotros.

Karpman 1961 distinguió siempre dos clases de psicópatas: a) activo-sanguinario, (depredador); y b) pasivo-parasitario. Distinción que, para la investigación no ha sido muy fructuosa, sí lo ha sido para acercarnos más si cabe a la hora de contestar a esa pregunta con argumentos, y no simplemente diciendo no son todos criminales. Y desarrollando un poco más esta distinción, nos encontramos que desde el punto de vista de la relación con los demás, (siguiendo de nuevo a Marietán, H. 2001), tres clases de relación: 1) ASOCIATIVO: se establece con otro psicópata para conseguir un objetivo que individualmente resultaría difícil o imposible. La relación es tensa, y se mantiene el equilibrio en ella, mientras se mantiene el fin, (conducta utilitarista). Hay que recordar que estamos hablando de personas altamente narcisistas, egocéntricas; en consecuencia, el apego que puedan tener, sólo lo justifica el objetivo. 2.) TANGENCIAL: encuentro puntual donde el psicópata ejerce su acción sobre una víctima ocasional, cuando ejerce su repertorio de manipulación, en función de una acción de tipo delictiva, una violación, una estafa o un asesinato. 3) COMPLEMENTARIO: relaciones metaestables que establece generalmente con un "neurótico", donde se satisfacen necesidades mutuas. Este juego que se da con el complementario, de sufrimientos y satisfacciones, de rechazos y apegos, tiene su anclaje en lo irracional, y escapa al entendimiento de los propios miembros del sistema, y de todo aquel que intente analizarlo desde una lógica simple, común, normal. Se establece entre ellos, lo que se ha venido en llamar, circuito psicopático, y ningún sistema permanece si no cubre una necesidad, por lo cual es muy difícil escapar de él. El tipo de necesidad que satisface el complementario con el psicópata, o el tipo de anclaje que hace que esa relación se mantenga, no tiene su base en la lógica, sino en lo irracional. Cuando se atiende a estas personas lo primero que florece en el discurso es la queja. El complementario utiliza el escenario de la relación terapeuta-paciente para transmitir su queja. No son quejas comunes, son quejas sobre humillaciones, descalificaciones, incluso agresiones físicas. La forma de presentar la queja varía desde la justificación ("Yo lo provoqué"), la minimización ("Me golpeó, pero no es nada"), el detallismo (el detenerse morosamente en describir cada acción), hasta la búsqueda de conmiseración ("¡Cómo me hace sufrir!, ¿verdad?"). El complementario muchas veces da la impresión de que se relaciona con el psicópata a través de la angustia, o sea que, siguiendo esta premisa, el anclaje sería displacentero. Pero, después de ver a muchos de estos pacientes complementarios, yo pienso que el anclaje es el disfrute, pero no el disfrute del sufrimiento. Es un disfrute inefable y donde el sufrimiento es un efecto secundario de ese disfrute. La persona complementaria nos trae la queja, nos muestra el ‘precio’ del goce, nos muestra el "chichón"3. Este tipo de disfrute es secreto, en el sentido de que suele ser desconocido (conscientemente) para el complementario, y a veces también para el psicópata. Pero hay algo allí que los une; tal vez en la ‘animalidad’, en lo irracional, haya un goce. En ocasiones, por el discurso que tienen los complementarios, suelen relacionarlo con algún tipo de disfrute especial, con el sexo por ejemplo; pero eso no consigue justificar el pagar el precio de las humillaciones, las descalificaciones, la baja de la autoestima, el ‘deterioro’ de su ‘persona’. Algunos logran captar que con el psicópata pudieron desinhibir sus represiones; logran realizar lo prohibido. (Marietán, H. 2001).

Estos, en contra de lo que pudiéramos pensar, son los que vamos a seguir analizando, ya que en términos cuantitativos, son una mayoría, y que sólo salen a la luz cuando en una explosión conductual, matan, solo entonces, nos preguntamos por qué esa persona tan maravillosa que era nuestro vecino, maltrata y mata a su pareja, humilla y veja a sus hijos, etc. Por ello, pienso que es un error por reduccionista, del problema social que constituye la tan en boga "violencia de género", intentando explicarlo en base al machismo en las relaciones sociales, afectivas, etc, entre hombre y mujer. Y que nos convierte a todos los hombres en potenciales maltratadotes, cuestión que al menos a mí, me preocupa bastante.
Como muy bien dice el Profesor Garrido, muchas personas son Psicópatas y no se dedican al crimen, son nuestros esposos/as, vecinos, políticos, y es fundamental tenerlo presente para darse cuenta de la magnitud de este problema. Se adaptan a muchas circunstancias, se camuflan, desacreditan toda institución que según ellos, les ha quitado lo que merecen, van socavando nuestra confianza en la gente y nos van llevando al infierno en vida. Dado que están especialmente dotados para obviar las necesidades de los demás, son capaces de dañar y maltratar sin reparar en nada. Son desalmados en la paz y héroes en la guerra.

Por lo tanto, si entre sus prioridades están brillar en el mundo del arte, lo harán por encima de todo y de todos: Picasso, que lo describen como un sádico que podía maltratar y manipular a todos aquellos que lo amaban; Con Andy Warhol, estaríamos en un caso parecido.

Si en cambio quieren triunfar en la Política, lo harán a costa de lo que sea, casi todos pensamos rápidamente en los casos desgraciados que la historia nos muestra, Hitler, Milosevic, etc., Sin embargo y aunque mucha gente expone como paradigma político a Churchill, precisamente porque dotado de una extraordinaria inteligencia manipuladora, era capaz de ofrecer la cara que los demás querían ver, para al final actuar según su criterio, como muestra queda esa máxima suya "no creo en ninguna estadística que previamente no haya manipulado yo". A nadie en los tiempos que estamos, se le escapa lo peligroso que puede ser tener un tipo como estos de líder político, que manipule ideas, sentimientos, incluso la historia para intentar justificar sus propios intereses.

Si lo quieren hacer en los negocios, Getty, P; el patriarca de los Kennedy, y otros muchos que estarán en la mente de todos nosotros, y sobre todo mucho más cercanos.

Sin embargo, no hay que perder de vista esta clase, el pasivo/parasitario, que también puede causar mucho daño y sufrimiento. Ya que los depredadores toman las cosas por la fuerza, pero los parasitarios lo hacen a través de la astucia y la pasividad, con ese complementario. Uno de los procedimientos habituales de nuestra vulnerabilidad ante el psicópata, es que cometemos un acto contrario a la intuición y a las reglas de la sabiduría cotidiana, el psicópata provoca, (manipula), que cometamos una estupidez, y luego la aprovecha para domarnos. Podemos sucumbir ante sus encantos, que después nos daremos cuenta que son superficiales, que todos los sentimientos que mostraban los estaba brillantemente teatralizando, que no los sentía. Por ejemplo, al tener una vida sexual impersonal y sin compromiso afectivo, esto los convierte en excelentes amantes, desde el punto de vista técnico, y utilizan esa habilidad para manejar a su pareja. Son grandes actores en lo afectivo y en lo sexual. Una historia de seducción, que empieza con elocuentes y tiernas promesas de amor eterno y culmina con un anillo de platino, es el comienzo del comportamiento más brutal del futuro marido. Ya la conseguido, la ha aislado de sus redes de apoyo, (familia, amigos, etc), por tanto, al saberse a salvo de personas que puedan defender a la víctima, empieza a mostrar su personalidad de modo progresivo, y dará lugar a la etapa de sufrimiento de su presa, (pareja), que durará mientras la posea, ya que es el dueño de su voluntad. Hay autores que defienden que no aprenden de la experiencia, yo sin embargo, creo lo contrario, si lo hacen y mucho, y lo utilizan para sus manipulaciones y conseguir sus metas. Podríamos decir que no aprenden lo que no quieren aprender.

Con respecto al amor, sólo se ama a él mismo y lo que le interesa. Mantiene contactos "utilitarios", para conseguir fines. Utilizan la mentira como una herramienta de trabajo mas, mirando a los ojos y con actitud relajada, en lo que se ha venido en llamar mentira patológica. Dicen siempre lo que quieren o lo que el otro espera escuchar. Lo importante es lo que hace a través de la acción.

Adaptan la realidad a su imaginación, ya que es un fabulador que actúa en su propia fábula. Puede convertirse en el personaje que su imaginación creó y hacerlo actuar en el medio real, generando en todos la sensación de que están frente a un personaje verdadero, su patrón de conducta lo marca su imaginación y suelen mudar de personajes, como el Profesor Garrido dice, es un camaleón.

Las acciones que realizan, desde su punto de vista, están totalmente ajustadas a su escala de valores, a su criterio. Lo cual quiere decir, que no sienten culpa, "quién dice lo que está bien", es una de sus justificaciones. No es que desconozcan las leyes, no son negados cognitivos, sino que antepone su escala de valores con respecto a los demás.

Capta las necesidades del otro, esa habilidad que domina a las mil maravillas, determina otro rasgo importante, la seducción. Llevando al otro a entrar en el "circuito Psicopático", y ya dentro lo tendrá muy complicado para salir. Le demuestra que le es necesario, pero que él es mucho más necesario, y de este modo se establece este "circuito" entre ellos, para suplir sus necesidades. Es difícil resistirse a ellos. Relacionarse con ellos, es un viaje de ida, con retorno complejo.

Ya dentro de su "red", estaremos a su merced, ya que es un maestro en vejar, maltratar, engañar, etc., utilizando otra de sus habilidades maestras, que no es otra que la cosificación del otro, ya que quitándole los atributos que nos hacen a las personas semejantes. Las convertirá en una herramienta, argumentando "no es igual a mí, es inferior, neutro, y por tanto fácil de manipular y destruir, Y cuando se les adoctrina matan, porque es una cosa lo que matan.

Utilizando la manipulación y la coerción, aspecto nuclear de su conducta, por la cosificación del otro, es un manipulador egocéntrico.. Trabaja sobre esa parte de ambición del otro y luego lo engaña.

Es entonces, dentro ya de ese circuito, cuándo empezaremos a darnos cuenta del engaño del que estamos siendo víctimas, siendo ya demasiado tarde. Al principio, utilizarán otra de sus habilidades, la defensa aloplástica, que no es otra cosa que situar la responsabilidad en los otros, "me hicieron fracasar", "yo no quería, pero me han obligado", son inocentes de todo, etc. Para ir adentrándose en un mundo de agresiones sin fin, y aumentando en cantidad y en calidad, ya que estará aprendiendo sobre la marcha. Y todo ello sin sentir culpa, ya que para sentirla es requisito indispensable, sentirse responsable de la acción, debe sentir que ha fallado. Cuando se evalúa que son los otros, el medio o las circunstancias los que lo han hecho fallar, no puede sentir culpa alguna. La empatía no existe para él.

Y es que el psicópata necesita un complementario para actuar. Primero la absorbe y la seduce, luego inicia lo que el profesor llama la fase de explotación, y por tanto los ataques. Esa seducción la logra manipulando, pero también no dejándola pensar, presionándola para que decida lo que él quiere que decida. Nos encontramos ya en la fase de absorción, que sería la culminación de la seducción. Toda voluntad o capacidad de respuesta ha de ser neutralizada. El sistema mas habitual es la intimidación, (vejaciones, miradas, etc), y una forma peculiar de comportamiento que se denomina, (Garrido, V. 2003), ciclo manipulativo, que consiste básicamente en que; a) el psicópata realiza un ataque: humilla, golpea o castiga de alguna manera a su presa.; b) explica que es algo que él no quiere hacer, pero que se ve obligado por el bien de ella, o por cualquier otra razón; c) desplaza la responsabilidad hacia ella, haciéndole ver que puede evitar esta situación, si entra en razón y no le desafía, (obligándole con ello, a hacer la que él no quiere hacer). El resultado, es que la víctima se bloquea, quiere que todo vaya bien, pero para ello ha de aprender que eso implica renunciar a su individualidad, a sus derechos personales, y hasta que no aprenda esto, sufrirá ataque sorpresa, que lo serán menos a medida que ella comprenda que los provoca. Haciendo realidad esa triste máxima, y salvando las distancias, la letra con sangre entra. Y provocando un estado ansioso-depresiva constante en ella, que la anula como persona. Somos objetos que le pertenecen por encima de cualquier otra normativa legal, social, moral, etc. Otra característica del psicópata que se debe tener en cuenta es su impermeabilidad a las modificaciones. El psicópata es una persona que puede tolerar mucha presión, puede aguantar castigos, y aún así mantenerse en una posición. Esto obliga al complementario a doblegarse, porque la posición del otro es inamovible, lo pone en la opción de: "es esto o nada"; "tómalo o déjalo... si puedes". El complementario termina luchando, no contra el psicópata, que es inmodificable, sino contra sí mismo, contra su conciencia del propio valor. Y se obliga a doblegarse. Este obligarse a hacer, en el que ve menoscabada su persona, es altamente doloroso. Pero es mayor el sufrimiento que provoca la no presencia del psicópata, esto hace que el complementario pague la factura y continúe con la relación. La regla de oro que mantiene este vínculo es la formula: "con él estoy mal, pero sin él estoy peor", esto me recuerda esa letra de canción que dice algo así, como: contigo porque me matas, sin ti, porque yo me muero, lo que demostraría entre otras cosas, la realidad del problema. Entre ‘mal’ y ‘peor’, está el disfrute. Socava su autoestima, por eso es fundamental para intentar el dificilísimo reto de cortar ese circuito, es necesario imponer distancia tanto física, como afectiva entre ellos, con total y absoluta dureza. Sin dejar un resquicio para ello, porque si no estaremos perdidos. Como cuenta el Dr Marietán, en su experiencia clínica, no vuelve a ser la misma persona después de haber pasado por un psicópata. Una vez que se separa, se trata de que forme nuevos contactos. Pero éstos, si son normales, resultan aburridos, insulsos, poco estimulantes. Puede pasar mucho tiempo antes de conseguir una nueva pareja. Esto dificulta el distanciamiento con el psicópata. A veces logran armar otra pareja con armonía inicial que luego resulta ser otro psicópata. Por lo tanto, una persona que pasó por la experiencia de un psicópata nunca vuelve a ser como antes y sus gustos tampoco serán los mismos. ¿Qué se puede esperar después de haber satisfecho necesidades profundas?.

Todo ello, y sin mucho esfuerzo, se podría trasladar a cualquier otra esfera de la vida cotidiana, empresas, etc, pero por la importancia que creo tiene la violencia que se ejerce dentro de la pareja, y aunque aquí en España recientemente se ha aprobado una ley integral contra la violencia de género, cuyo fin último sería luchar contra tal situación, bajo mi punto de vista no lo logrará, ya que olvida que aún siendo una mayoría abrumadora de mujeres, las que sufren dicha violencia, hay otros integrantes de la familia que también la sufren, y puede que tanto como ellas, como pueden ser los abuelos, los niños, y que también deberían ser sujetos de protección para la ley, olvidando para ello el principio de legalidad y la tan ansiada seguridad jurídica en cualquier estado de derecho. Ya que al olvidar dicha realidad, olvida nuestra Constitución, que como norma fundamental, predica que todos somos iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social. Por lo que entre otras consideraciones, el Gobierno siempre tuvo en contra de esta Ley al Consejo General del Poder Judicial.

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